Día 2 del segundo despertar. Continuación

Finalmente, la jornada ha ido mejor de lo esperado. He logrado solucionar dos de los problemas más graves; el tercero lo dejaré para mañana.
Me ha sobrado tiempo hasta para almorzar. No es comida en el sentido estricto de la palabra, pero cumple con el mismo cometido. Aunque podría recargar mis sistemas mientras duermo, lo hago por el día, de la misma manera que cuando era biológicamente humano. La idea, según los psicólogos, es que no me afecte emocionalmente el hecho de no comer, ya que mi cerebro me considera humano y la no realización de un acto como éste podría afectar a mi estado anímico; o, mejor dicho, a los algoritmos que hacen que me sienta feliz, triste o deprimido.
Por lo demás, el viaje sigue de acuerdo a lo establecido.
Mañana realizaré mi primera salida al exterior. No debería de tardar mucho, pero nunca se sabe. No me gustaría salir y quedarme flotando por el espacio hasta que mis baterías se agotasen. Seguramente, sería la muerte más estúpida de la historia.

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