Llamadme Ismael, ¿Acaso puede haber un inicio mejor? Seguramente, no.
Hace más de seiscientos años que Melville lo escribió y sigue siendo inmejorable.
¿Seiscientos o son más?
La cabeza me va y viene desde este segundo despertar
Mi nombre es Elyon, Elyon Navi, y como Ismael cruzo las inmensidades del océano. En su caso un océano marino; en mi caso un océano estelar. Ambos inmensos y llenos de peligros.
Yo soy mi Ismael o mejor dicho soy mi Elyon. Él fue el único superviviente del Pequod, yo de la Humanidad... o eso creo.
Pero mejor es que centre mis ideas y me explique desde el principio.
Soy Elyon Navi y soy el comandante, y único miembro, de la nave espacial Arka-3.
Este es o será, no sé cómo debe decirse, mi diario de a bordo, mi bitácora.
Es verdad que el viaje comenzó hace más de cien años, si el ordenador no me engaña. Vaya paradoja: hace más de un siglo que salí de la Tierra, o mejor sería decir de la órbita de la Tierra y aún no he cumplido los 55 años.
Entonces, ¿por qué comienzo ahora este diario? Seré franco, porque me siento solo.
Soy la única conciencia viva, por mucho que le moleste a AEGIS.
Por este motivo he comenzado a escribir está bitácora, para que me sirva de desahogo y de control de mis emociones. Además, de si algún día llega alguien a leerlo, sepa cómo fue el tercer génesis de la Humanidad.
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